Con más de mes y medio tomando clases entre el agua estancada, los alumnos del preescolar Adolfo López Mateos, ubicado en la colonia Laguna de la Costa, del sector Moralillo perteneciente a Pánuco, Veracruz, viven a diario una realidad que refleja el abandono de las autoridades municipales.
El patio escolar, la plaza cívica y la periferia de la institución permanecen bajo el agua, lo que representa un riesgo de salud para estudiantes, maestras y padres de familia.
A pesar de que los salones permanecen libres de inundación, los accesos se han convertido en un lodazal; las familias, cargando a sus hijos o equipándolos con botas de hule y repelente, hacen lo posible para que no pierdan clases.

“Estamos todos inundados, el agua se nos filtra desde solares baldíos y ya llevamos más de un mes así; tenemos bombas prestadas por vecinos, pero no nos damos abasto”, explicó una madre de familia, quien pidió el anonimato por temor a represalias.
Las clases no se han detenido del todo; las maestras, comprometidas con la educación de los pequeños, continúan sus labores en condiciones adversas, mientras los padres organizan rifas y ventas de comida para reunir recursos con los que pretenden comprar escombro y rellenar el terreno. “Queremos hacer un caminito para que los niños pasen sin mojarse y reparar la calle, pero necesitamos mucho apoyo”, señaló otra de las madres entrevistadas.

La situación, sin embargo, va más allá de lo que los propios padres pueden resolver; la inundación ha permanecido desde hace meses, sin que hasta el momento exista una respuesta de las autoridades municipales. “Las maestras han metido oficios y hemos acudido al Ayuntamiento, pero no hemos obtenido ninguna respuesta; nos sentimos olvidados”, expresó una madre de tres pequeños que a diario recorre calles intransitables para llegar al plantel.
A la par de las afectaciones materiales, los riesgos sanitarios preocupan cada vez más. Aunque hasta ahora no se han reportado niños enfermos, las aguas estancadas y los baños dañados representan un foco de infección.

Las familias temen que, si no se actúa pronto, la salud de los estudiantes se vea comprometida. “Da tristeza ver a los niños encerrados en un salón, sin poder jugar en el patio porque todo está bajo el agua”, lamentó una de las tutoras.
Mientras tanto, la única alternativa para los padres sigue siendo el esfuerzo comunitario; con rifas y colectas, intentan cubrir el vacío dejado por la autoridad, sin embargo, su reclamo es claro: “Queremos apoyo del gobierno, no críticas”. El abandono del preescolar Adolfo López Mateos es hoy un símbolo del olvido institucional en Pánuco, donde la infancia queda atrapada entre la indiferencia oficial y el agua que se mantiene estancada.