La operación de la planta de Ternium, en San Nicolás, tiene preocupados a los vecinos del sector, porque dicen que los años pasan y pasan y esa empresa acerera sigue contaminando con total impunidad.
En la colonia Garza Cantú, a un costado de la acerera de capital ítaloargentino, la escena parece un set de película apocalíptica, ya que las casas y demás propiedades están cubiertas por una capa entre color marrón, rojizo u oscuro: se trata del polvo de óxido que la empresa emite día y noche.
La huella que deja la contaminación de esa planta industrial, instalada en la zona desde hace 81 años, puede observarse en las fachadas de las casas, en techos de los carros estacionados y, por mencionar algunos puntos, en las carátulas de los medidores de la CFE.
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Imágenes tomadas por el dron de INFO7 muestran gran parte de esa contaminación que produce la planta de Ternium.
En los hogares, las vecinas apenas terminan de limpiar sus bienes, cuando al instante regresan las partículas contaminantes de la “planta Guerrero”.
Los vecinos de esta empresa, antes llamada Hylsa, exigieron la reubicación de la planta, ya que en más de 50 años que tienen de vivir en la zona sus familias han resentido daños en su salud, principalmente en las vías respiratorias, al respirar hollín, producto de la transformación del acero.