Para sustentar a su familia y pasar más tiempo con su hijo, Anahí Alanís emprendió en el negocio de aplicación de pestañas
Hace tres años, la vida de Anahí dio un giro con el nacimiento de su hijo, quien poco después fue diagnosticado con autismo.

Fue entonces cuando su emprendimiento cobró un nuevo y vital significado.
Gracias a la flexibilidad e ingresos de su negocio de pestañas, puede cubrir los costosos tratamientos que mensualmente alcanzan los 10 mil pesos, así como terapias que su hijo requiere.

Además del apoyo económico, el ser su propia jefa le permite organizar su horario para estar presente en cada cita médica, terapia y, lo más importante, disfrutar de momentos de calidad con su niño.
“Yo le doy gracias a Dios todos los días de tener el trabajo que hoy tengo, el esfuerzo se ve compensado en poder detener, trabajar por citas, parar cuando mi hijo lo necesita”.

La historia de Anahí es un claro ejemplo de cómo el amor maternal y el perder el miedo a lo desconocido puede superar cualquier obstáculo, transformando un negocio en un refugio de esperanza y un motor de bienestar.
Es por ello que actualmente también brinda cursos a mujeres que quieran comenzar en este negocio.
