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Mexicana logra gran hazaña: alcanza cumbre del Everest

Dora Raudales, residente de la metrópoli regia, conquistó la cima del Monte Everest, y relata el esfuerzo sobrehumano que hizo para lograr esta hazaña

Con un esfuerzo sobrehumano, Dora Raudales alcanzó la cumbre más alta de todo el mundo, siendo originaria de Honduras y adoptada por la Sultana del Norte, se convirtió en la octava mujer mexicana y la primera hondureña en escalar el Monte Everest.

Raudales se identificó como una persona muy activa desde que era niña, apasionada por la aventura y sin miedo a escalar árboles o jugar de forma ruda, conforme fue creciendo adoptó el hábito del ejercicio y en su momento incursionó en el CrossFit; desgraciadamente la pandemia no le permitió continuar ejercitándose hasta que se le ocurrió subir el Pico Horcones en La Huasteca, ese momento la cautivó y se enamoró de la naturaleza, por lo que desarrolló un nuevo hobby.

“Y cuando logré ir a las montañas más prominentes de aquí de Monterrey, me pregunté que qué montaña sigue aquí en México y me di cuenta de que estaba el Pico de Orizaba”, indicó en entrevista.

Hace dos años incursionó junto a un grupo de amigos senderistas en el Pico de Orizaba, en Puebla, donde realizó un ascenso de cinco mil 636 metros de altura, cosa que representó un reto mental y físico, pero que alimentó el deseo de Raudales de buscar una cima más alta.

“Yo bajé de ahí (el Pico de Orizaba) y le dije a mi esposo ‘quiero subir’”, apuntó.

A partir de ese momento se fijó la gran meta y comenzó una dieta especializada así como entrenamientos diarios para generar resistencia, por fin en el mes de abril logró salir rumbo a Nepal a comenzar su odisea que le costaría dos meses.

El avión aterrizó en Kathmandu y el grupo se trasladó 141 kilómetros hacia el este en helicóptero para llegar a Tobuche, de ahí comenzarían un recorrido de 14 kilómetros a pie hasta llegar a la Base de Campo del Everest, posterior a eso le esperaban 35 días de ascenso y descenso.

“Hay cuatro campamentos; es el campamento uno, campamento dos, campamento tres, campamento cuatro y la cima… pero en la subida era de que yo daba un paso y un paso para abajo, porque la nieve estaba suave, no era una nieve durita, sino que una nieve bien flojita, entonces paso que daba, paso que me resbalaba y fue una lucha entre seguir y la montaña y así”.

Destacó que la preparación fundamental para completar el ascenso es la mental, ya que en su travesía logró ver a varios alpinistas que se “quebraban” llorando sobre la nieve consumidos por sus pensamientos y el terror, en ese momento la fuera de Raudales radicaba en su su esposo y sus tres hijas.

“Una de las frases que que que venían mucho a mi mente, que me ayudaban y me daban fuerza mental y física. Era la expresión de mis hijos, la mas chiquita que tiene 11 me decía: mamita linda, lo vas a lograr. Entonces cuando a mí se me hacía bien duro el siguiente paso porque te duelen las piernas, te duelen los brazos, utilizas todo y pensaba en ellas”.

Después de un esfuerzo que pocos han experimentado, la alpinista logró llegar a la cumbre y extender sobre la montaña más grande de todo el mundo la bandera mexicana y de Honduras, pero si usted pensaría que ahora viene la parte fácil, no. El descenso fue tenebroso para Dora.

“Mi meta principal obviamente era llegar a la cumbre y cumplirla, pero yo siempre decía que la meta es regresar a casa con mi familia, esa es la meta principal, regresar a casa con mi familia”.

Después de un duro descenso y al llegar al campamento dos, Raudales se dio cuenta que los dedos pulgares de sus pies tenían una coloración negra y presentaba dolor, por tal razón tuvo que ser trasladada a un hospital en helicóptero y estuvo internada cinco días con un tratamiento intenso que la hacía retorcer en la camilla.

Durante ese periodo recibió la noticia de que un amigo cercano a ella, originario de Inglaterra, había fallecido en el Everest a causa de una caída en un barranco.

Después de dos meses, el pasado 28 de mayo regresó a casa junto a su esposo y sus tres hijas quienes celebraron la proeza de su madre, a pesar de todo lo vivido y de casi perder los pulgares de sus pies, Raudales tiene la intención de regresar para ofrecer recorridos espirituales para mujeres en la ruta de trekking de Tabuche a la base del campamento del Everest.


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