Entre brochas para enjabonar, sillones tradicionales para el corte de pelo y tijeras, don Juan Francisco Palomo nos recibió en su peluquería, de las pocas que quedan en Nuevo León.
“Tratamos de seguir con la tradición de mi padre y de mi abuelo que fueron peluqueros, nos dejaron este negocio y aquí hacemos la lucha para conservarlo todavía”, dijo.
Tras 80 años de historia, confía en que su peluquería aún tiene mucho que dar.
“Yo pienso que es lo mismo, pero va girando, por decirlo así, salió una moda que ya había salido antes, los hippies, el pelo largo, el pelo corto y ahorita se están retomando los nuevos cortes casi rapas”.
Y sobre los barberos, el peluquero opinó:
“Son jóvenes que están empezando, mis respetos para cada quien porque es el mismo oficio, nada más que ellos empezaron con la nueva moda de rapa y todo eso”, señaló.
Tratan de conservar las mismas herramientas de antaño.
“Los sillones tradicionales, el talco, las tijeras, la máquina, la navaja para rasurar, tratamos de conservar lo más que se pueda”, expuso.
En este negocio, aún se realiza el corte natural para caballero. Sobre los sillones, dijo que son para toda la vida.“Se muere uno y ellos siguen para las nuevas generaciones. Este ya tiene más de 80 años”, relató.
El peluquero asegura que sus clientes son los mismos desde hace décadas y ahora acuden en compañía de sus hijos y nietos. Así don Juan Francisco se ha mantenido firme en su oficio.