Hace unos 50 años Monterrey comenzó a crecer exponencialmente. Algunas zonas quedaron atrapadas en medio de toda la expansión descontrolada como le pasó a la famosa rotonda de las casas, una huella del desenfrenado desarrollo de la ciudad que podría desaparecer.
La historia de cómo una de las arterías más transitadas de la metrópoli encerró a la colonia es bien conocida: antes ahí terminaba todo y pasando el sector era puro monte.

La rotonda de las casas se llama oficialmente Llave de Oro.
El monte cedió al desarrollo del poniente de la ciudad y en medio de todo eso quedó el icónico sector.
Y aunque pareciera inhabitable al ser asediada por miles de automovilistas que circulan a alta velocidad todos los días a todas horas, la colonia siempre estuvo lejos de estar deshabitada.

De hecho, de las 60 casas que tiene, solamente siete no están en uso, según el último censo del Inegi.
Así, en total, hay 177 personas que aquí viven, muchas de ellas aquí crecieron, cumplieron sueños, vivieron malos buenos y malos tiempos.
Hoy son cautelosos para hablar, pues continúan las reuniones con la autoridad para definir si lo que llaman hogar se verá transformado una vez más por el desarrollo de la ciudad.
