Arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) realizaron importantes descubrimientos en la cueva La Morita II, ubicada Nuevo León.
La excavación, parte del proyecto de Arqueología Prehistórica e Histórica del Noreste de México que comenzó en 2003, reveló restos óseos que datan de entre 2,500 y 3,000 años.
Los restos, que pertenecían a un bebé y dos adolescentes, estaban acompañados de fragmentos de cestería, telas y fibras, posiblemente parte de vestimenta funeraria.
Moisés Valadez Moreno, arqueólogo principal de la excavación, especula que algunos bebés pueden haber sido sacrificados como parte de rituales funerarios. De manera característica afirmó: "Según las crónicas, cuando la madre moría durante el parto o a los pocos minutos, el infante era sacrificado y acompañaba el entierro del difunto".

Las prácticas de sacrificio se extendieron a los niños con trastornos o malformaciones congénitas. Valadez Moreno explicó que los casos de nacimientos de gemelos se consideraban de mal augurio y llevaban a optar por mantener con vida al bebé más sano mientras el otro era enterrado vivo. Este descubrimiento está en línea con hallazgos anteriores, ya que en 2023 el INAH informó el descubrimiento de restos óseos humanos, en su mayoría de niños, en La Morita II que datan de hace 3,000 años.
Las excavaciones eliminaron aproximadamente 50 metros cuadrados de sedimento en la cámara principal y 24 metros cuadrados en la cámara sur. Entre los 1,500 artefactos encontrados se encontraban puntas de lanza, puñetazos y puntas afiladas, que datan de hace 4,500 a 2,500 años.
También se descubrieron materiales perecederos como cuerdas y cestas que datan de hace 3,000 años. Valadez Moreno afirmó: "Estos últimos hallazgos se suman a los cerca de 30,000 restos culturales recuperados en La Morita II" .

Además de restos humanos, la cueva arrojó una variedad de hallazgos. Los hallazgos incluyen herramientas de uso doméstico y ritual, como brochetas y puntas afiladas, lo que destaca la versatilidad de la función de la cueva más allá de los fines funerarios. La presencia de artefactos como lanzas y puntas de proyectiles, junto con heces secas y semillas, sugiere que la cueva servía como lugar para diversas actividades diarias.
La Morita II destaca entre otras cuevas prehistóricas, que tradicionalmente eran utilizadas exclusivamente para enterramientos. Esta cueva, que se cree que es el sitio de las cuevas más antiguas de México que datan de hace más de 6,000 años, ha mostrado una conexión con el Golfo de México a través del descubrimiento de moluscos marinos, encontrados a 300 kilómetros de distancia.