Rafael “N” se alista para ir a su trabajo e intenta tomar el elevador del edificio de departamentos donde vive, en Monterrey. Sin embargo, algo salió mal… y ya, desde muy temprano por la mañana, tiene que lidiar con un problema de la torre: ¡otra vez no funciona el elevador!Como en otras ocasiones, reporta el desperfecto a la empresa contratada para el servicio de los elevadores. Pero tiene que retirarse y ya por la noche, cansado por su trabajo, vuelve a su departamento con la idea de que ya el ascensor se encuentra funcionando. Malas noticias, debe subir por las escaleras porque los técnicos no fueron en el día a solucionar el problema.Así como Rafael “N”, cientos de condóminos en Monterrey y el área metropolitana padecen un auténtico viacrucis con los ascensores que va desde el tardío servicio de reparación, el riesgo de sufrir un accidente o hasta las sobrevaloradas cuotas para costearlos o contratarlos.De esta forma, las empresas que en Nuevo León proveen elevadores para edificios prácticamente mantienen “secuestrados” a sus clientes, pues a pesar de que cobran altas cantidades de dinero, ofrecen un servicio deficiente, siendo que por la naturaleza de estos servicios siempre está en riesgo la integridad de los usuarios.Y es que un elevador prácticamente es la “columna vertebral” de un edificio y al no funcionar la calidad de vida de los ocupantes o usuarios se ve fuertemente deteriorada, porque no hay manera de realizar actividades cotidianas. No obstante, en el estado existen pocas empresas del ramo, las cuales es común que casi obliguen a los vecinos o administradores de un condominio a contratarles una póliza para servicio exclusivo.El problema es que cuando se les llama por fallas tardan “semanas” en ir a reparar y eso le pega a la calidad de vida e incluso a la integridad de los usuarios. Y los vecinos se quedan en la indefensión, porque a diferencia de otras partes del mundo, donde la autoridad tiene facultad para ir a inspeccionar y castigar a las empresas, como en Nueva York, en Nuevo León los municipios no tienen ninguna regulación.Si a caso, a nivel país existen tres normas de la Secretaría de Economía federal que abordan el tema, pero literalmente son letra muerta.“Estamos secuestrados por las compañías de elevadores, dan pésimo servicio y amarran a los propietarios con pólizas de mantenimiento exclusivas, y cuando se requiere buscar alternativas por falta de atención por parte de la compañía, amenazan con no hacer válida la garantía”, indicó el administrador de un edificio en la zona Valle de San Pedro que tienen contratado el servicio con la empresa Thyssen.Rafael “N”, habitante de Gravity Condominio, ubicado en la calle Barranquilla, número 126, de la colonia Alta Vista, en Monterrey, quien pidió omitir su apellido, dijo que es común que el elevador falle y la empresa los ignore. “Está descompuesto un elevador aquí de nosotros, y llamamos y te dicen que lo van a venir a arreglar y ya, no te dicen más”, lamentó un inquilino de un edificio departamental.En el mismo sentido se pronunció, Carlos Valle, administrador del Condominio Acero, del Centro de Monterrey.Señaló que hay que esperar mucho tiempo para que la empresa KONE atienda sus llamados.“Los elevadores son una parte muy importante y fundamental para los edificios, si no tienes elevador es imposible que la gente esté subiendo todos los días 20 o 30 pisos; los tiempos prolongados de mantenimiento hacen que el edificio no tenga tanta calidad”, explicó.Con información de Rosalinda Tovar / elhorizonte.mx