El frío volverá a llegar a El Ranchito en Guadalupe y sus líderes están cansados que les pregunten cómo la pasarán; el invierno no detiene la necesidad de vivir. Sobrevivirán, así lo hacen desde hace 25 años. Sí reciben ayuda, pero les cansa sentir que los medios solo los visitan con el calor o las heladas.
María vive a la entrada de la comunidad ubicada a un kilómetro de la caseta de cobro hacia Cadereyta o el aeropuerto de Monterrey; en medio de la condición de pobreza en la que vive, la mujer de 70 años regalará cobijas, pues sabe que puede haber personas más necesitadas que ella.
“Aquí hay gente que sí tiene necesidad y hay gente que no y uno sabe. Porque venden las cosas; ¿se siente mejor o por qué lo regala? Porque me siento bien”, señaló María.
El frío tampoco detiene a María, que debe caminar para buscar aluminio que pueda vender. Este invierno no tendrá nada de especial, debe conseguir para comprar el kilo de frijol que come a la semana.
“La pasamos normal, porque siempre hemos vivido como quien dice apenas al día, porque, pues la necesidad de todo sino no podemos tener lo que tenemos”, dijo.
María llegó hace 15 días a vivir en El Ranchito. Intentó vivir con una de sus cinco hijos, pero no aguantó su carácter y prefirió volver a vivir sola. Otro de sus hijos le ayudó a construir su cuarto. Ella tiene necesidades, pero no pide, sola llega la ayuda.
“Pues me hace falta todo, me hace falta todo, nada más que no hay que pedir porque vienen las cosas solas; me dan ropa, por eso tengo junto porque no han venido a recoger la ropa y cuando vienen se las doy; gente buena, hay gente buena y le regalan a uno cosas”, añadió.
Para las personas en condición de pobreza en El Ranchito, este frío que se acerca no será diferente a otros. Algunos se acompañarán con fogatas y otros se encerrarán en su casa un día o dos, no más, el frío no quita el hambre.