Con solo un mes por delante antes del regreso a clases, muchos padres comienzan a notar los efectos de las vacaciones en los hábitos alimenticios de sus hijos.
El receso escolar es necesario para el descanso físico y emocional pero suele venir acompañado de cambios en la rutina que afectan directamente la alimentación infantil.
Durante este periodo, los horarios de comida se vuelven más flexibles, el consumo de alimentos ultraprocesados aumenta, y la actividad física disminuye. Estos factores pueden provocar desajustes en la nutrición de los niños que, si se prolongan, impactan su salud y bienestar general.
Más tiempo libre, más antojos
En vacaciones, los niños están más tiempo en casa o frente a pantallas, lo que favorece el consumo de snacks altos en azúcares, grasas y sodio.
Los horarios se relajan y es común que desayunen tarde o incluso se salten comidas principales.
Además, muchos padres, ocupados con el trabajo o buscando consentir a sus hijos durante el receso, tienden a flexibilizar reglas alimenticias que durante el ciclo escolar se siguen con mayor disciplina.
Cambios que impactan la salud
El desequilibrio alimentario en vacaciones puede traducirse en aumento de peso, fatiga, alteraciones en el sueño y falta de concentración, según expertos en salud pediátrica.
También se ha observado una mayor predisposición a la irritabilidad o el aburrimiento, en parte por picos de azúcar que afectan el estado de ánimo.
Además, si los niños no practican actividad física regular, estos efectos pueden acentuarse. La Organización Mundial de la Salud recomienda al menos una hora de ejercicio diario para niños y adolescentes, un hábito que suele verse interrumpido durante las vacaciones.
¿Qué pueden hacer las familias?
Aún queda tiempo para retomar buenos hábitos antes del inicio del ciclo escolar y los especialistas recomiendan:
- Establecer horarios fijos para las comidas.
- Incluir frutas, verduras y proteínas en cada plato.
- Evitar bebidas azucaradas y productos ultraprocesados.
- Incentivar juegos activos o caminatas familiares.
- Involucrar a los niños en la cocina con recetas sencillas y nutritivas.