Apenas horas antes de que ocurriera una devastadora tragedia, una selfie sonriente capturó un momento de esperanza, amor y nuevos comienzos. En esa fotografía, ahora congelada en el tiempo, el Dr. Pratik Joshi, su esposa, la Dra. Komi Vyas, y sus tres hijos pequeños estaban sentados a bordo del vuelo AI-171 de Air India , listos para comenzar una nueva vida juntos en Londres. Minutos después, el avión se precipitó en un barrio residencial de Ahmedabad, cobrándose la vida de los cinco miembros de la familia.
El accidente, que mató a 242 personas a bordo, ha dejado una cicatriz indeleble en Banswara y Udaipur de Rajastán, de donde provenían varias de las víctimas. Entre ellas, la historia de la familia Joshi destaca como una de pérdida particularmente profunda.
Un sueño interrumpido
El Dr. Pratik Joshi llevaba seis años viviendo en Londres, forjando una carrera y un futuro. Su esposa, la Dra. Komi Vyas, una respetada médica del Hospital Pacific de Udaipur, había renunciado a su trabajo tan solo dos días antes del viaje, lista para mudarse y reunir a la familia definitivamente. Sus hijos —los gemelos Nakul y Pradyut, de cinco años, y su hija Miraya, de ocho— estaban entusiasmados con su nueva vida en el extranjero.
Vecinos y amigos afirman que la pareja era admirada no solo por sus logros profesionales, sino también por su calidez y valores progresistas.
La última fotografía familiar, tomada a bordo del desafortunado Dreamliner, muestra a los padres sonriendo al otro lado del pasillo frente a sus hijos, quienes reflejan su entusiasmo con rostros radiantes. La imagen se ha convertido en un inquietante recordatorio de la fragilidad de la vida y la cruel rapidez con la que los sueños pueden desvanecerse.
Según expertos en aviación , el vuelo AI-171 de Air India estuvo en el aire tan solo 32 segundos antes de comenzar a descender sin control y explotar en una bola de fuego cerca de Meghani Nagar, en Ahmedabad. Testigos informaron haber visto al avión con dificultades para ganar altitud, y los primeros hallazgos sugieren que los motores podrían no haber generado suficiente empuje.
El avión transportaba 230 pasajeros y 12 tripulantes en un vuelo rutinario a Londres. Para la familia Joshi y muchos otros, este vuelo debía ser el comienzo de un nuevo capítulo. Sin embargo, se convirtió en su trágico final.