¿Qué pasa si el cardenal elegido no acepta ser el nuevo papa?

El miércoles 7 de mayo de 2025, la Capilla Sixtina acogerá a 133 cardenales electores para elegir al sucesor del Papa Francisco, quien falleció el 21 de abril. Este cónclave, el más numeroso de la historia, se desarrollará bajo un protocolo riguroso que incluye votaciones secretas y la tradicional fumata para anunciar el resultado.

En la centenaria historia de la Iglesia Católica, la elección de un papa es uno de los momentos más solemnes y esperados por millones de fieles alrededor del mundo. Sin embargo, pocos saben que el proceso puede tomar un giro inesperado: el elegido puede rechazar la oferta de convertirse en Sumo Pontífice.

Durante el cónclave, el Colegio de Cardenales elige al nuevo papa mediante una serie de votaciones secretas. Una vez que un cardenal alcanza la mayoría de dos tercios de los votos, se le formula la histórica pregunta: “¿Aceptas tu elección canónica como Sumo Pontífice?”

La elección no es automática. El elegido debe aceptar. Si responde negativamente, el proceso simplemente continúa. El cónclave no termina y se reinician las votaciones. Aunque el rechazo es extremadamente raro, es posible y perfectamente válido según las normas eclesiásticas.

A lo largo de los siglos, se han registrado algunos casos notables. Uno de los más comentados en la historia reciente fue el del cardenal Giovanni Colombo en el cónclave de 1978. Aunque nunca fue elegido formalmente, se dice que dejó claro a sus colegas que no aceptaría el cargo, lo cual influyó en el desarrollo de la elección que finalmente llevó a Juan Pablo I al trono de Pedro.

Más atrás en el tiempo, hay relatos que sugieren que san Felipe Neri y san Carlos Borromeo también habrían rechazado presiones para aceptar el pontificado, aunque no llegaron a ser formalmente electos.

El derecho canónico deja claro que la libertad del elegido debe ser total. La Iglesia considera inválida cualquier elección bajo coacción. Por eso, la pregunta y la aceptación son esenciales: sin un "sí", no hay nuevo papa.

En el contexto del cónclave de 2025, los cardenales enfrentan una situación compleja debido a las divisiones internas dentro de la Iglesia. Algunos sectores defienden el legado reformista del Papa Francisco, mientras que otros buscan un retorno a posiciones más conservadoras. Esta polarización ha generado incertidumbre sobre la duración del cónclave y la posibilidad de que un cardenal elegido decida no aceptar el papado. 

Aunque es improbable, la posibilidad de que un cardenal diga "no" añade un matiz humano a un proceso que suele verse como estrictamente ceremonial. En ese momento decisivo, incluso el hombre más votado puede decidir que la carga del papado no es para él.

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