Los aranceles del 25% a la importación de camiones medianos y pesados entraron oficialmente en vigor este sábado en Estados Unidos. La medida, impulsada por la administración del presidente Donald Trump, impacta de forma directa a México, que concentra la mayor parte de la producción de vehículos de tonelaje medio destinados al mercado estadounidense.
La nueva tarifa aplica a unidades clase 3 a clase 8 y a sus componentes. El cambio altera costos, márgenes y logística en la cadena automotriz norteamericana.
Entre enero y julio, Estados Unidos importó 32 mil 410 millones de dólares en camiones, autobuses y vehículos especiales. De ese total, México aportó casi el 80% —25 mil 860 millones de dólares— reforzando la relevancia estratégica de la industria mexicana en este segmento.
El efecto será mayor en los camiones medianos, donde Ford, General Motors y Stellantis destinan producción desde plantas mexicanas para cubrir la demanda de fabricantes en Estados Unidos. En contraste, en el segmento pesado la producción casi total ocurre dentro de territorio estadounidense, por parte de Daimler Truck North America, International, Paccar y Volvo.
La mandataria mexicana Claudia Sheinbaum afirmó que ha sostenido conversaciones con firmas automotrices globales y señaló que algunas decisiones de cierre o cambio de modelo no responden necesariamente al arancel, sino a planes previos. Aun así, el nuevo esquema redefine el equilibrio comercial y presiona el costo final de vehículos que alimentan la cadena industrial más grande de Norteamérica.