Las autoridades rusas lanzaron una amenaza perturbadora hacia Liudmila Navalnaya, madre del fallecido disidente Alexéi Navalni.
Según la portavoz Kira Yarmish, se le ha advertido que si se niega a realizar un "funeral secreto", el cadáver de su hijo podría ser enterrado en el terreno de la misma prisión donde murió.
Hace una hora, un investigador llamó a la madre de Alexei y le dio un ultimátum. O acepta un funeral secreto sin una despedida pública en un plazo de tres horas, o Alexei será enterrado en la colonia, señaló en Twitter.
La madre de Navalni insiste en el cumplimiento de la ley, que dicta que los investigadores deben entregar el cuerpo dentro de un plazo de dos días después de determinar la causa de la muerte.
Según los documentos médicos que firmó, estos dos días vencen mañana. Ella insiste en que las autoridades permitan que el funeral y el servicio conmemorativo se celebren según las costumbres, agregó en la red social.
Sin embargo, las autoridades parecen estar ignorando estas demandas legales, lo que genera preocupaciones sobre posibles irregularidades en el proceso.
An investigator called Alexey’s mother an hour ago and gave her an ultimatum. Either she agrees to a secret funeral without a public farewell within 3 hours, or Alexey will be buried in the colony. She refused to negotiate with the IC, as they are not authorised to decide how and…
— Кира Ярмыш (@Kira_Yarmysh) February 23, 2024
Fallecimiento bajo circunstancias sospechosas
El Servicio Penitenciario Federal de Yamalia-Nenetsia anunció la muerte de Navalni alegando que se sintió mal durante un paseo.
Sin embargo, esta explicación ha sido recibida con escepticismo, especialmente dadas las circunstancias sospechosas que rodearon la detención y envenenamiento previo del activista.
Repercusiones internacionales
El activista, conocido por sus críticas al presidente ruso Vladimir Putin, había estado encarcelado desde enero de 2021. Tanto él como los gobiernos occidentales atribuyeron su envenenamiento anterior al servicio de seguridad de Putin.
Su muerte ha generado una fuerte condena internacional y ha aumentado la presión sobre Rusia para una investigación transparente y justa.