Rayadas campeonas al vencer al América en penales

Noche especial en el coloso de Guadalupe, noche de soñar, de luchar por plasmar una estrella más en el firmamento albiazul, porque las Rayadas buscaban la gloria, pero el panorama lucía complicado, con desventaja y todo en contra, pero con miles de personas a sus espaldas empujando con sus cánticos y voces para llevar al equipo a la tierra prometida. 

Enfrente tenían un gigante, que además había dado el primer paso para alzar el título durante el duelo de ida, la pizarra global indicaba 1-0 a favor de las Águilas, pero la afición confiaba en poder marcar diferencia.

El fuego salía de un costado del campo del Gigante de Acero, destellos de colores pintaban los aires, el humo envolvía a todos los presentes... la imagen era apotiosica, y en medio de aquel paisaje 22 guerreras saltaron al campo, unas de azul y blanco, otras de azul-crema, listas para pelear hasta el último suspiro.

Sonó el silbatazo inicial... comenzó la batalla.... por las presentes en el estadio, por las que veían desde sus hogares, por las miles de niñas que sueñan con algún día estar en su lugar.

El Águila quería volar alto en tierra ajena, y al minuto 9' anotó el primero de la noche, comenzaba a oscurecerse el sendero a la gloria para las de casa, el global ya indicaba 2-0.

La historia estaba muy lejos de terminar, y en el que parecía el mejor momento del América, una jugada por la pradera derecha dejó a Jermaine Seoposenwe con el balón en el área, logrando impactar el balón para mandarlo al fondo de la portería.

Rayadas se metía de nuevo al juego, lamentablemente para su causa, no les bastó el tiempo de la primera mitad para empatar el global y se fueron al descanso con un único pensamiento; darle la vuelta en el complemento.

Sonó el silbatazo de la parte final de la historia, América tenía el trofeo en sus manos, la Pandilla luchaba para robarselo, pero su mayor rival empezaba a ser el tiempo.

Los minutos pasaban, los granos de arena del reloj comenzaban a agotarse, pasó el 80' pasó el 90', el gol no caía, la desesperación en las de azul y blanco era evidente, los solitarios gritos que aún se escuchaban pedían a las suyas mayor entrega, pero nada funcionaba, las Águilas estaban volando muy lejos.

De pronto un rayo de esperanza cayó en la Sultana del Norte, un rayo en forma de mano en el área americanista; penal a favor del Monterrey, se abrió la puerta de la oportunidad... Rebeca Bernal se posicionó a 11 pasos de la portería, era ahora o nunca, el estadio en silencio, la capitana albiazul caminó lentamente hacia la pelota, la impactó y mandó al fondo, Rayadas empató de forma agónica.

El estadio explotó en júbilo, terminó el tiempo reglamentario, todo se decidirá en tanda de penales, el nerviosismo comenzó a reinar en cada rincón del inmueble, era una mezcla de adrenalina y miedo, los corazones latían a mil por hora.

Rayadas anotó el primero de la tanda, america respondió con la misma moneda, Rebeca metió el segundo, y de pronto la puerta de la grandeza de nuevo se abrió ante los ojos del Monterrey porque Luna falló para las Águilas, pero el gusto duró poco, pues Martínez falló el tercero para las albiazules y las visitantes empataron la pizarra 2-2.

Cuarto cobro, Merel Van Dongen anotó para la Pandilla, y las azulcrema respondieron de la misma forma, se llegó el momento decisivo; quinto penal, Valeria del Campo anotó para las de casa, ahora todo quedaba en manos de Pamela Tajonar, la guardameta Rayada, en sus hombros cargaba la esperanza de miles de personas, enfrente Aylin Aviléz.... se llegó el cobro y atajó Pamela.

Lo lograron, cumplieron su cometido, la Pandilla alzó la copa, porque la vida es como una película, con momentos difíciles, donde parece que te hundes, pero Rayadas logró salir del agujero y sobrevivió para ver la luz de un nuevo día como monarcas del futbol mexicano.

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