Conquista un 'Torbellino' de 6 años el mundo del boxeo
Erick Mendoza es apenas un niño, y oriundo de Apodaca, ya ha logrado levantar la mirada de quienes conocen del mundo del boxeo
Su mirada es decidida, su semblante seguro, pero la sonrisa es permanente. Estamos hablando de Erick ‘El Torbellino’ Mendoza, un niño de apenas 6 años que, gracias a su carisma y cualidades boxísticas, ha cautivado el mundo del pugilismo.
Pese a su corta edad, él ya tiene en claro que es lo que quiere en este deporte, “Quiero ser grande como Julio César Chávez y ‘Canelo’, ellos son mis dos grandes ídolos.
Es curioso charlar con él, a los seis años, la mayoría de los niños ven caricaturas o juegan con plastilina, Mendoza por su parte, se entrega al cien por ciento en el gimnasio de sus padres, que es donde se tiene la charla, y así, nos platica sobre cómo inició en este deporte.
“Yo estaba chiquito y veía a mis papás entrenar y yo estaba ahí con la teta, y pues los veía y entonces ahí empecé a entrenar, la verdad me gustó todo y empecé así en el boxeo”.
Para ‘Torbellino’, que es más que evidente porqué le apodan de esa forma, no existen las dificultades en el boxeo
“Nunca digo eso (que se le dificulta), eso no existe, yo no conozco eso, yo siempre lo intento y lo intento hasta que salga bien”, y complementa mencionando sus mejores golpes, “El gancho, volado y upper”.
El pequeño boxeador acumula más de cien sparrings, cantidad imponente para su corta edad, además de tener dos peleas de exhibición, pero claro, también se da el tiempo para estudiar, y nos revela, cómo le va en la escuela.
“En la escuela me va bien, he sacado primeros y segundos lugares, aunque la materia que menos me gusta es el inglés, y la que más me gusta es educación física”.
Es hora de terminar la entrevista y de empezar a entrenar, pero antes, nos comparte algunas de las palabras que le dan sus padres, quienes además, fungen como sus managers.
“Si me subo al ring siempre me dicen que tire muchos golpes y que esquive”.
‘El Torbellino’ Mendoza, el futuro del box está en buenas manos, prohibido perderlo de vista.
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