La noticia que nadie veía venir explotó dentro del paddock: Checo Pérez volverá a subirse a un Fórmula 1 en cuestión de días… pero no será a bordo del Cadillac con el que regresa a la máxima categoría, sino en un Ferrari. Esto debido a que la normativa vigente exige que el piloto primero maneje un monoplaza con al menos dos años de antigüedad, y el nuevo auto de Cadillac evidentemente no cumple con ese requisito todavía.
Graeme Lowdon, jefe de la escudería estadounidense, reveló que será en Imola y que Checo rodará nada menos que con un Ferrari 2023. Este acuerdo fue posible gracias a la alianza técnica existente, ya que durante las primeras tres temporadas los motores del proyecto Cadillac/Andretti serán proporcionados por la marca italiana. Y para la historia… su primer F1 de “regreso oficial” será rojo.
Este test es clave. Para Cadillac. Para Ferrari. Pero sobre todo, para Checo. Porque aquí comienza la reconstrucción real: recuperar sensaciones, ritmo, confianza y demostrar que está listo para volver a ser decisivo al volante. El mexicano no conduce un F1 desde diciembre de 2024. Y ahora llega la prueba que lo puede reactivar de golpe. El show vuelve a empezar.