El señor Francisco González por más de 20 años se ha dedicado a hacer de su hogar un homenaje al equipo de sus amores, los Tigres.
Por allá al principio del año 2000, el señor Francisco se hizo de un terreno en la colonia Estrella, en el municipio de Monterrey, donde comenzó a construir su hogar, posteriormente instaló una tortillería, pero continuó llenando cada rincón de sus Tigres.
Las paredes son amarillas y azules, las distintas épocas del club hacen memoria con logos, fotografías y nombres de leyendas que una vez llenaron de gloria la cancha del Universitario.
Su hogar refleja un amor que se ha cultivado desde su infancia.
“Pues desde niño me gustó el futbol. ¿Verdad? Y aquí me iba por los reales al estadio Universitario, que entraba un niño con un adulto gratis y me escapaba mi mamá y me iba a ver a los Tigres y ahí me fui encariñando”, dijo.
No suficiente con pintar sus cuatro paredes, la pasión por los Tigres la lleva en su piel con el tatuaje de los distintos logos del equipo y ya tiene pensado un nuevo tatuaje, una raya más al tigre.
Por lo pronto ya tiene un campeonato más para agregar a su pared, un campeonato que le costó y lo mantuvo al borde de la butaca.
“Ya me estaba dando un paro cardiaco. Aquí estaba sentado este y vamos perdiendo, pero la fe. A un lado tenía a mi mamá, le dije: 'Póngase a hacer oración mamá'. Y que pone ahí el penalti y de ahí salió más, más fe. Gracias a Dios salimos adelante con el triunfo”, narró.
Su familia respeta mucho su pasión por la U y su esposa lo apoya en la decoración de su hogar, él es feliz con su casa hecha homenaje y luego de la final del pasado domingo está aún más contento.