La presencia de trabajadoras sociales en los planteles educativos se ha convertido en un elemento clave para fortalecer el acompañamiento y bienestar de las y los estudiantes, especialmente ante situaciones que podrían afectar su desempeño académico y desarrollo personal.
De acuerdo con especialistas en el área, las trabajadoras sociales son responsables de detectar, prevenir y atender posibles factores de riesgo, como problemas familiares, emocionales o sociales, que pudieran incidir negativamente en la vida escolar de los jóvenes. Su labor se realiza bajo lineamientos y protocolos establecidos, lo que permite ofrecer atención oportuna y canalización adecuada cuando es necesario.
Además, estas profesionistas fungen como un vínculo entre la escuela y las familias, ya que mantienen comunicación directa con los padres, favoreciendo el trabajo conjunto para atender las necesidades del alumnado. Este acompañamiento fortalece el entorno educativo y contribuye al desarrollo integral de cada estudiante.
En el contexto actual, su presencia dentro de los centros educativos es considerada esencial, pues permite promover ambientes seguros, detectar situaciones de riesgo de manera temprana y brindar orientación a estudiantes y familias frente a diversas problemáticas sociales.
Durante recorridos y actividades en escuelas, madres y padres de familia han expresado que el acompañamiento de las trabajadoras sociales ha marcado una diferencia positiva en la convivencia y desempeño de los estudiantes.

María Rodríguez, madre de una alumna de secundaria, señaló:
“Mi hija estaba pasando por situaciones difíciles en casa. La trabajadora social la escuchó, nos orientó y nos ayudó a buscar apoyo. Ahora la veo más tranquila y con más ganas de estudiar.”
Por su parte, docentes destacaron que el apoyo de estas profesionistas ha permitido canalizar casos que requieren atención especializada.
Alejandro Medina, profesor de primaria, comentó:
“Cuando identificamos a un alumno con alguna dificultad emocional o social, la trabajadora social interviene y nos guía en el proceso. Gracias a eso hemos podido actuar a tiempo en varios casos.”
Asimismo, estudiantes señalaron que su presencia les brinda confianza para expresar sus inquietudes.
Ana, alumna de bachillerato, mencionó:
“Cuando me he sentido agobiada puedo ir a hablar con la trabajadora social. Me escucha sin juzgar y me orienta sobre cómo manejar mis problemas.”
Estos testimonios reflejan el impacto directo que su labor tiene en el desarrollo escolar y personal de niñas, niños y adolescentes, reafirmando su papel como pieza fundamental en la construcción de entornos educativos más seguros, solidarios y humanos.