Lo que comenzó como una actividad extracurricular se ha convertido en una verdadera forma de vida para Merary, una estudiante de secundaria que hoy destaca por su constancia y talento en el kung fu.
A su corta edad, la joven ya ha representado a Coahuila en competencias estatales y nacionales, y se prepara para volver a competir este próximo diciembre, consolidándose como una de las promesas juveniles de las artes marciales en la región.
El impacto de esta disciplina ha trascendido lo deportivo, fortaleciendo la unión familiar y sembrando un mensaje inspirador entre otros jóvenes.

Su madre, Fernanda, asegura que el kung fu ha sido clave en la formación de valores, responsabilidad y carácter en su hija.
“Hoy es formación, pero sabemos que esta disciplina le dará bases firmes para su futuro”, afirma, invitando a otros padres a impulsar el deporte como una herramienta de crecimiento integral.

Su sensei destaca que no existe una edad límite para iniciar en el kung fu, pues la voluntad y el compromiso pueden nacer en cualquier etapa de la vida.
La historia de Merary refleja precisamente ese poder transformador: una joven que no solo lleva en alto el nombre de Coahuila y próximamente el de México, sino que también demuestra que el deporte es un camino para forjar metas, hábitos y sueños que trascienden más allá del tatami.