Lo que comenzó como una angustiosa búsqueda personal se convirtió en una misión de vida para Jesús Alberto Laurean Ibarra, un vecino de Saltillo que desde febrero de este año recorre calles, lotes baldíos y colonias de la región sureste de Coahuila para reunir a perros extraviados con sus familias.
Su historia empezó cuando la perrita de su hija desapareció. Tras recuperarla, decidió ayudar a otras personas a pasar por el mismo momento de esperanza.
Desde entonces, se ha equipado con binoculares, un dron, fichas de búsqueda, chaleco, croquetas y agua, además de su camioneta, que se ha convertido en una base móvil para rastrear pistas y alimentar a lomitos perdidos.
En apenas cuatro meses, Jesús ha logrado reunir a 12 perritos con sus dueños y ha orientado, sin cobrar un peso, a familias en otros 20 casos más.
Les da consejos para evitar fraudes y para optimizar la búsqueda, mientras combina esta labor con su empleo de tiempo completo y trabajos de fotografía los fines de semana, sacrificando horas de descanso para regalar finales felices.
A sus 55 años, Don Jesús sueña con que más personas se sumen a esta tarea para que ningún peludo pase hambre ni frío en la calle. Su meta es jubilarse en dos años y dedicar todo su tiempo a ayudar a que cada perro perdido tenga la oportunidad de volver a casa.