El pasado martes se desató una fuerte polémica en la diócesis de Saltillo, Coahuila, luego de que el obispo emérito Raúl Vera López permitiera la participación activa de una sacerdotisa anglicana durante la celebración de la misa en el Santuario de Guadalupe.
Emilie Smith, clériga de la Iglesia Anglicana de Canadá, intervino en la plegaria eucarística y llegó incluso a elevar el cáliz con la Sangre de Cristo ya consagrada, un gesto reservado exclusivamente al sacerdote católico.
El hecho fue compartido por el propio Vera en sus redes sociales, donde justificó la presencia de Smith en el contexto de una reflexión conjunta sobre el Evangelio y la crisis climática.
La participación de Smith en la liturgia ha sido calificada como un grave abuso litúrgico y, según expertos en derecho canónico, podría considerarse un acto sacrílego.
El Código de Derecho Canónico prohíbe expresamente a los laicos, y con mayor razón a ministros no católicos, realizar acciones propias del sacerdote durante la misa.
La Institutio Generalis Missalis Romani también señala que la plegaria eucarística y la elevación de los dones están reservadas al celebrante ordenado dentro de la Iglesia católica.
La situación ha generado indignación entre fieles y especialistas, quienes han exigido una respuesta por parte del Vaticano.
Las críticas se han intensificado debido a que el protagonista del hecho es un obispo emérito, lo que muchos consideran un agravante. La comunidad católica permanece atenta ante la posibilidad de que se tomen medidas canónicas en torno a lo sucedido.