Avistamiento de ballenas, uno de los atractivos turísticos de Baja California Sur

Uno de los atractivos turísticos de Baja California Sur está en Laguna Ojo de Liebre ubicado en Guerrero Negro, municipio de Mulegé, que cada año recibe a miles de visitantes por el avistamiento de ballenas

Notimex - A Guerrero Negro se puede llegar por carretera y para quienes vienen de Estados Unidos o Baja California, viajan por la carretera Transpeninsular y apenas cruzan los límites con Baja California Sur, ahí se encuentra el pequeño poblado.Quienes vienen del sur de la península, solo es manejar hacia el norte; en tanto que quienes vienen de otras partes del país pueden viajar vía aérea a Loreto y trasladarse vía terrestre.Otra forma de llegar es a través del ferri que arriba a Santa Rosalía y desde ahí hacer el traslado por carretera.De cualquier forma, una vez que se está en Guerrero Negro, la mejor manera de llegar a Laguna Ojo de Liebre es a través de los diversos prestadores de servicio que hacen traslados turísticos hasta el lugar donde se tiene el avistamiento de ballenas.En pangas de regular tamaño, los prestadores de servicio trasladan desde la orilla del mar a los visitantes, en dirección al estrecho por donde salen y entran las ballenas durante los primeros meses del año, cuando entrenan a sus crías que recién nacieron.Los visitantes escuchan de los guías de turistas las recomendaciones para tener un buen viaje, primero; y luego los relatos en torno a las ballenas y la razón de su traslado desde el norte del continente acogiéndose a las tibias aguas de la laguna.Mario Maya Martínez, uno de los guías, platicó a Notimex lo atractivo que resulta esta aventura turística, en uno de los lugares en los que se puede disfrutar la naturaleza en su plenitud, en un acercamiento increíble con los cetáceos.Maya Martínez señaló que las ballenas inician su arribo a Laguna Ojo de Liebre durante el mes de diciembre y esperarán las fechas para el cortejo entre machos y hembras; en tanto que otras, se aprestan a dar a luz a sus crías y, asimismo, entrenarlas.Aunque el éxodo de las ballenas rumbo al norte empieza a finales de marzo, el mayor avistamiento de ellas se da durante el mes de febrero, cuando de muchas partes del mundo empiezan a llegar los visitantes para ver este espectáculo extraordinario.Es entonces cuando el establecimiento de Mario Maya y los demás que se ubican en Guerrero Negro se saturan de reservaciones y durante el mes de febrero el calendario está lleno, por la facilidad que hay de llegar hasta los cetáceos.Una vez que se viaja vía carretera desde Guerrero Negro hasta la bahía de la Laguna Ojo de Liebre durante unos 20 minutos, los turistas suben a las lanchas que disponen de hasta 10 lugares para ver con comodidad y cercanía a las ballenas.En algunos casos, los turistas tienen la fortuna no sólo de ver a las ballenas muy de cerca, sino hasta de tocarlas con la mano, atendiendo las recomendaciones de respetar su nariz y el orificio en sus dorsos por donde expulsan el agua.Ya en la lancha, la aventura comienza, pues los prestadores de servicio son expertos en ir relatando historias de acontecimientos anteriores, siempre alzando la voz para superar el ruido de los motores y el que se produce por los vaivenes del mar.En la lancha, los viajeros están al pendiente para gritar a todos en cuanto ven al primer cetáceo que se levanta del agua, haciendo del viaje que dura unas seis horas, lo más divertido posible, para capturar en sus mentes y en sus cámaras, aquellos momentos.Entre uno y otro asomo de los cetáceos, las horas avanzan, en tanto que los turistas reflejan en sus rostros la satisfacción de vivir esa aventura, y de acuerdo con sus facciones, quisiera que se prolongara el mayor tiempo posible.También se dan tiempo para degustar un bocadillo, que consiste en un sándwich de jamón bien aderezado con lechuga y jitomate, una naranja y un refresco, algo ligero para evitar a toda costa los mareos, aunque se haya tenido la precaución de tomar un dramamine.Cuando inicia el regreso a tierra, los rostros de los viajeros reflejan la satisfacción de haber vivido y disfrutado de la aventura, los más afortunados son aquellos que lograron tocar la piel de las ballenas, otros por haberse tomado una selfie.Una vez que llegan a tierra e inician el regreso a Guerrero Negro, no dejan de comentar lo que para cada quien fue el gran momento, prometiéndose a sí mismos que retornarán el siguiente invierno, para vivir de nueva cuenta la gran aventura.Baja California Sur tiene otros atractivos turísticos, pero el más socorrido del avistamiento de la ballena gris, el cetáceo que cada año llega a esta parte de la península para adquirir lo que por derecho les corresponde: el acta de nacimiento de sus crías.La playa de Santispac, San Ignacio, Loreto, Ciudad Constitución, La Paz y por supuesto Los Cabos, son atractivos turísticos, en algunos casos de carácter internacional, los que los visitantes también pueden acudir, aprovechando su viaje a Guerrero Negro.


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