Media hora pausó el anhelo de encontrar vida en Álvaro Obregón 286

Grupos de rescate reanudaron sus trabajos en el número 286 de Álvaro Obregón, tras media hora de pausa forzada. Un llamado de alerta frustró sus labores, cuando el edificio comenzó a moverse en la parte inferior a punto de provocar otro colapso

Notimex - Grupos de rescate reanudaron sus trabajos en el número 286 de Álvaro Obregón, tras media hora de pausa forzada. Un llamado de alerta frustró sus labores, cuando el edificio comenzó a moverse en la parte inferior a punto de provocar otro colapso.Los silbatos de alerta se escucharon cerca de las 16:00 horas; todos se apresuraron a bajar de los escombros del último piso del edificio colapsado: marinos, militares, rescatistas internacionales, voluntarios y personal de protección civil se pusieron a salvo.Los voluntarios dejaron sus botes, caminaron con precaución hacia unas escaleras de madera para subir al techo de junto. Los escombros se quedaron sin gente encima. Pronto comenzaron a bajar del inmueble donde estaban a salvo.Pasó media hora antes de escuchar de nuevo el arrastre de cascajo que bajaba por el tobogán improvisado con tambos de metal; esto era señal de que había pasado el peligro. Y al parecer muchas de las personas llegaban como relevo.Parecía que la lluvia no tardaría en llegar, amenazaba. Pero seguían sacando los fragmentos de concreto, varillas, piedras, arena. Una fila humana seguía cargando botes; los rescatistas, arrojando cubetadas por el tobogán. No importaba la lluvia.Abajo, a nivel de la calle, miles de personas miraban cómo trabajaban allá arriba los de chalecos amarillos o rojos, de la Marina, de la Sedena, todos con cascos. Eran cientos los curiosos que llegaron a rebasar las cintas de zona restringida.El área asignada para la prensa había familias enteras, rebasaban las zonas de seguridad.Caía la tarde, además de la lluvia, y los polines para detener el edificio derrumbado. Pero nada más. Aún no hay ninguna señal. Queremos llegar al piso cuatro que al parecer ahí están todos, decía uno de los brigadistas.Las cubetas pasan de mano en mano, cargadas de piedras y esperanza. El deseo de todos es ver el rescate de una persona viva, sobre todo de familiares que no se mueven de ahí, viendo siempre hacia los escombros, desde hace cinco días.La comida y apoyo siguen llegando, un poco menos pero llega, todos los ayudantes brigadistas reparten agua y comida, al policía, al soldado, al marino, al reportero, a los voluntarios. Todos, todos, con el anhelo de pasar de la esperanza al júbilo de ver a un sobreviviente más del 286 de Álvaro Obregón.


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