¿Eres víctima de un compañero tóxico?

Las personas que parecen el síndrome de Procusto tienden a menospreciar a las demás personas ante el temor de verse superados

En el trabajo, en la escuela y en cualquier entorno social hay personas que destacan por una cualidad muy particular: boicotean las acciones de otros, impiden que se desarrollen e incluso tratan de impedir, a veces a cualquier precio, que los demás exploten su talento y habilidades. A ese comportamiento se le denomina “síndrome de Procusto”. Aunque no figura en un manual de patologías psicológicas o psiquiátricas, quienes lo padecen tienden a menospreciar a las demás personas ante el temor de verse superados. Para la psicóloga Patricia Ramírez, colaboradora del diario español El País, son “ejemplo de intolerancia hacia lo que es diferente, pero, sobre todo, hacia lo que es mejor. Procusto cortaba la cabeza o los pies de quien sobresalía de su camastro, y muchos compañeros de trabajo y líderes boicotean, humillan y limitan a los que destacan respecto a ellos porque se convierten en una amenaza”. Para la especialista, detrás de este síndrome hay sentimientos de inseguridad e inferioridad, y puede traer problemas en un entorno laboral.“Las consecuencias pueden ser devastadoras personal y laboralmente para la víctima, que se verá limitada, cuestionada o ridiculizada. Los efectos también son nefastos para la organización, que pierde ideas, innovación y una sana capacidad de competencia”.¿CÓMO SON? •Los expertos han definido las características de una persona que padece el síndrome de Procusto. •Tienden a vivir con frustración • Poseen poca sensación de control •Pueden tener baja autoestima o, por el contrario, desmesurada •Consideran como una afrenta cuando otro los “opacan” en cualquier ámbito •Suelen acaparar todas las tareas para no dar oportunidad a otros de sobresalirEL MITO•En la mitología griega, Procusto era un gigante hijo de Poseidón que daba posada a viajeros. Según la historia, el hijo del dios de los mares amordazaba y ataba a sus huéspedes, y si la víctima era más alta y sus pies, manos o cabeza salían del perímetro de la cama, cortaba las extremidades. Si, por el contrario, era más baja, fracturaba sus huesos para ajustarla a las medidas del camastro. •Pero un día Teseo, un mítico Rey de Atenas, descubrió lo que hacía Procusto y le aplicó el mismo castigo que él aplicaba a sus víctimas.(Con información de Agencias)


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