Futbol americano femenil, entre la sutileza y la rudeza

Aunque saben que en México no llegarán a vivir del futbol americano, disfrutan de su deporte

Notimex - Cuando Dennys Santana, Abigail Tafoya, Andrea Mosquera y Araceli González decidieron jugar futbol americano lo hicieron por seguir una tradición familiar, en su momento sus padres o hermanos se pusieron en la piel el casco y las hombreras para las batallas de cada fin de semana en los campos de la zona sur de la capital mexicana.Aunque son jóvenes con ímpetu por trascender en el deporte, saben que en México es difícil jugar a un nivel como lo hacen los hombres. Deben sortear obstáculos para llegar a superar las supuestas debilidades. Ellas visten uniformes ligeros y no portan la pesada armadura entre riñoneras, nitros y el casco.Ellas integran el plantel femenil de Vaqueros de Xochimilco y tres veces a la semana se entregan al deporte. Sus entrenamientos duran de dos a tres horas, en donde dejan esfuerzo y se plantan con la determinación de hacer historia.“En un inicio llegué sin saber nada. Era muy mala. Hasta después los coaches te van jalando y diciendo cómo hacer las cosas. Es un poco complicado, porque hay que ser buena en la escuela y también en el deporte”, dijo Dennys a Notimex.A sus 19 años de edad, Dennys se siente satisfecha por lo que ha logrado en el futbol americano bandera, aunque sus compañeras de escuela creen que es un deporte para hombres: “me dicen que es flojera ir a entrenar y han de pensar que es deporte brusco para una mujer, y eso no es cierto”.Ríe cuando comenta que las lesiones son parte del juego y jamás por su mente ha pasado dejar de jugar, a pesar de que en ocasiones los dedos de las manos sufren los embates de la batalla y las piernas se llenan de hematomas.Por su parte, Abigail se apasiona cuando habla del futbol americano: “es como la vida. En el campo tiene que competir contra siete jugadoras y cuando te caigas deben levantarte y seguir. Es algo que se aplica en el campo para aplicarlo, también, en nuestra vida”.Los contactos físicos casi no existen y si logran pasar, es parte del juego, “como las reglas lo dicen, en el tocho bandera no hay contacto, cuando te quitan la cinta se muere la jugada. No hay golpes, pero sí una que otra vez, por el impulso de meterte a la jugada sí hay ciertos golpes”.Y cuando sus amigas de colegio preguntan por alguna actividad fuera de las aulas, Abigail de inmediato responde que lleva el futbol americano en sus venas, “ponen cara de sorpresa, no es tan rudo, pero sí es algo que lleva disciplina. Cuando hay un golpe o caída, no quiere decir que hay que dejarlo”.Aunque para Dennys y Abigail estar en el futbol americano fue casi de nacimiento, para Andrea, de 15 años de edad, se dio por invitación. Tras dejar el patinaje artístico y dibujar siluetas en el aire a ritmo de la música, se decidió por el polvo de los campos.“Una amiga me invitó a verla jugar. El coach me dijo que si quería participar, te vamos a hacer una prueba, te gusta y te quedas y si no, no importa”, recordó.Ella aceptó hacer sus pruebas. Las pasó y de pronto se vio en la lucha por el ovoide.“No estaba acostumbrada a este tipo de ejercicios. No me da miedo y sí pienso en que pude llegar a pasar una lesión. No me da miedo porque es como otro deporte, sí hay contacto físico, pero no tan fuerte, es una actividad que me gusta”, refirió.Para Araceli, el futbol americano bandera es un deporte con riesgos y en cualquier momento pueden sufrir lesiones de consideración, que duelen y marcan las manos y piernas, “pero no es como intencionado como en el equipado, que a fuerzas existe un contacto”.Son historias de jugadoras que desean trascender en esta actividad, y aunque saben que en México no llegarán a vivir del futbol americano, disfrutan de su deporte. Se han vuelto aficionadas a la NFL y desde luego cada año se plantan frente a la pantalla de plasma para ver el Super Bowl.México participó por vez primera en un Campeonato Mundial de futbol americano femeni en 2017. En Aquella ocasión la base de la escuadra fue de la Liga de Futbol Extremo Femenil (LEXFA) y el equipo se hizo del bronce en la modalidad de 11 jugadoras y en campo de dimensiones normales.César Sotomayor, presidente de la Liga de Football Americano del Estado de México (Fademac), señaló que la Liga femenil inició en 2005 con la idea de dar oportunidad a las niñas de jugar este deporte, pero sin que hubiera contacto, aunque sí con reglas similares al equipado de varones.“Para 2009 se integran 20 equipos y tras un receso porque la directiva de ese momento no dio la importancia, lo retoma José Luis Porras por 2013 o 2014 con poco equipos, pero en un año empieza a crecer hasta llegar a 30 organizaciones en diversas categorías”, indicó en entrevista.Rechazó que sea peligroso para las niñas y jóvenes que lo practican, “es lo que tratamos de evitar, que haya contacto, por eso se juega con cintas. Sin embargo, las mujeres son más rudas que los hombres, sí hay accidentes por la misma velocidad, pero es mínimo”.Mencionó que con el afán de impulsar el futbol americano femenil en México, la Fademac trabaja desde las bases para armar una selección que cada año participa en un torneo que se realiza en octubre.


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